
Leyenda del Piri Piri
En aquellos tiempos de la Colonia el Santo Patrón de Colasay era San Francisco de Asís y el pueblo se llamaba Piri Piri, dicen que la gente del pueblo viejo, primero eran muy devotos de la imagen, le hacían sus misas, responsos, novenas, su víspera, procesión, danzas y poco se emborrachaban, la imagen estaba muy contenta.
Pero conforme pasaba el tiempo y surgían nuevos pobladores, fueron haciéndose borrachos, hacían bailes y actividades mundanas y se olvidaban del santo patrón, por lo que una noche, antes de la fiesta patronal, escapó del pueblo y bajó al valle donde había una gran laguna y al centro una piedra tablashca tipo batán, allí fue a hospedarse el santo huidor.
Cuando a la mañana fueron a sacar la imagen para su procesión no estaba, muy asustados la población empezó a buscarlo, pensaron que algunos herejes lo habían robado para burlarse o destruirla.
Buscando al santo en piquetes, en eso unos pobladores que tenían sus invernas cerca de la laguna vieron al santo descansando sobre la piedra tipo batán, improvisaron balsas y lo recuperaron llevándolo a su iglesia de origen, por las noches siguientes volvió a escaparse y lo encontraban en la misma laguna, entonces los catequistas decidieron castigar a la imagen con látigos y lo ataron de sus pies para que no escape.
Por la noche tuvieron un revelador sueño, el santo les dijo que no hagan eso, porque puede traer como castigo muchas desgracias al pueblo y que por orden de Dios, el cual ha visto la degradación moral y falta de fe, el pueblo debería ser trasladado a donde él iba a posarse y les ordenó disecar la laguna, la piedra donde él ha descansado debe ser usada para tapial en la esquina de la iglesia, como el fundo era de don Juan Colasay, el pueblo debería llamarse Colasay.
La gente al escuchar la revelación de los catequistas aceptaron trasladar al pueblo donde indicaba el santo, disecaron la laguna y la gran piedra donde se posó la imagen lo colocaron como tapial de la iglesia matriz cómo se aprecia hasta la actualidad.